La hermana Clarangela nace en 1931, en una granja de Trescore (BG), pueblo a la entrada del Valle Cavallina. En la zona son casi todos agricultores, sobre todo en aparcería. En la familia son seis: papá Michele, aparcero de los nobles Gonzenbang, mamá Angiolina Oldrati, y cuatro hijos. La hermana Clarangela, última nacida, bautizada con el nombre de Alessandra, será para todos simplemente Sandra.
Crece entre campos y establos, en una vida marcada por los tiempos …
Crece entre campos y establos, en una vida marcada por los tiempos del trabajo, del campanario de la iglesia, de la ayuda mutua entre vecinos. Las condiciones económicas son precarias y todos tratan de ayudarse: también mamá Angiolina, además de cuidar de la familia, es obrera en una filanda, y Sandra, acabada la primaria, está inmediatamente en el trabajo. Sus brazos, aún débiles por el trabajo de los campos, son expertos en coser y confeccionar ropa. Es lo que aprende de la costurera del pueblo; de adolescente trabaja luego en una fábrica de botones, y luego en Milán, siguiendo a su hermano Mario, entre los ancianos en la Casa de reposo de vía Aldini, donde encuentra a las Hermanas de los Pobre.
Ya entrenada en familia para aliviar el sufrimiento junto a su hermana Lucía, de mala salud, ve en la obra de las Hermanas un ideal a realizar; en ella se hace clara la llamada divina, que a los 21 años la lleva a Bérgamo, entre las mismas Hermanas.
En el recuerdo de Madre Clara, la hermana a la que admiraba mucho en Milán, toma el nombre de Hermana Clarangela, deseando ser un ángel de luz.
En los años cincuenta, a petición de la Madre General de alguna voluntaria para la misión en el Congo, la hermana Clarangela responde con cautela: “Si me lo piden por obediencia, voy”. Es su elección y en 1959 parte para el Congo.
Desarrolla su obra en el Hospital general de Kikwit, en el pabellón de maternidad, prodigándose por los numerosos enfermos y pobres; desde 1970 está en la misión de Tumikia, siempre entre madres y niños, llegando también a los pueblos de los alrededores; Desde 1983 en Mosango, desde los amplios espacios verdes atravesados por las estrechas avenidas, está siempre en la brecha, y todos la conocen como la hermana de la motocicleta.
Desde 1993 es nuevamente enviada a Kikwit: de un pabellón a otro, en la clínica y en la farmacia, donde hay necesidad, se dona con la misma generosidad, la misma alegría, su característico tarareo. Después de la fatídica intervención quirúrgica del 12 de abril y la muerte de los trabajadores sanitarios involucrados, incluida la hermana Floralba, aumentan las muertes.
Sor Clarangela continúa entregándose, sin escatimarse; su calvario, desde los primeros síntomas del 29 de abril, concluye en el corazón de la noche del 6 de mayo de 1995. ¡Después de rezar en la angustia, pero con la misma confianza y fuerza, por el Zaire, por su pueblo, por la Iglesia, por las jóvenes, la que ha sido verdaderamente “ángel de luz” para muchos que sufren, ha llegado a “su Señor”!