EL CARISMA
El carisma es el don que el Espíritu Santo ofrece a una persona específica para el bien de toda la comunidad cristiana.
Las Hermanas de los Pobres viven el carisma que el Espíritu ha dado a San Luis María Palazzolo y a la madre Teresa Gabrieli.
Ambos se dejaron interrogar y asombrar por el amor misericordioso e infinito de Dios, revelado a través del Hijo Jesús.
En Jesús Dios se despojó de su divinidad, se encarnó en la pobreza de Belén, vivió treinta años en la cotidianidad de la casa de Nazaret, se hizo siervo de los hombres hasta lavarles los pies, y los amó hasta morir desnudo en la cruz.
De la contemplación de este amor brota la respuesta de San Luis Palazzolo y de madre Teresa Gabrieli, una opción de vida que se hace servicio concreto de caridad hacia los últimos, siguiendo los pasos de Jesús, como Jesús, por amor de Jesús.
El carisma de las Hermanas de las Pobres se basa en algunas imágenes evangélicas.
DIOS PADRE
San Luis Palazzolo se dirige a Dios con el apelativo de Amable Infinito, no lo siente distante y lejano, sino como una Persona que verdaderamente ha encontrado y que ha llenado de alegría y sentido su vida. Siente a Dios como un Padre que acompaña el camino de cada hombre, en particular el de los pobres.
LA FAMILIA DE NAZARET
Jesús, María y José viven “la vida más ordinaria del modo más extraordinario”, es decir, una vida dedicada a responder a las pequeñas y grandes necesidades cotidianas de las personas que están encomendadas y, al mismo tiempo, una vida inmersa en Dios, por eso
rica en comunión y amor mutuo.
JESÚS SIERVO
Es la imagen que San Luis Palazzolo propone en las primeras Constituciones de las Hermanas de los Pobres, imagen claramente expresada en el “lavatorio de los pies” con la cual el Fundador quiere subrayar el servicio amoroso recíproco de las hermanas entre ellas y el humilde servicio a los hermanos más pobres.
JESÚS CRUCIFICADO
La contemplación de “Jesús que muere desnudo en la cruz” totalmente donado al Padre y a los hombres empuja a San Luis a la opción radical: “hacerse pobre entre los pobres y servir a los más abandonados”;.
Durante el curso de ejercicios espirituales de 1869 en Roma escribe: “He sentido deseo de no alejarme más del amorosísimo Dios. … Se me ocurrió que Jesús murió desnudo en la cruz, sentí el deseo de pobreza, de abandonarlo todo.”;
Reciba notificaciones cada vez que aparezca nuevo contenido